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martes, 7 de febrero de 2012

No pedimos que nos bajen del cielo una estrella incandescente.
Pedimos solamente unas palabras, que no las digan con la voz tibia y clara, unas palabras de cariño...Esas que harán crecer un jardín en este corazón que las espera. Y pondrán ritmo en estos pasos. Y música en el cauce de la sangre. Esas palabras que nos harán seguir adelante, que nos darán las fuerzas para soportar todo lo oscuro o lo triste que pueda venir después.
Porque esas palabras de amor son nuestra única resurrección.


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